ARQUIDICESIS
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La Voz Catlica diciembre de 2020
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Arquidicesis de Miami
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En cada hogar, debajo del rbol de Navidad, debe haber un Nacimiento o Pesebre. Popularizados por primera vez en el siglo XI por San Francisco de Ass, esos Belenes con el nio Jess en un pesebre hablan en silencio a nuestro corazn, invitndonos a vivir lo que simbolizan: el amor de Cristo, su humildad, su pobreza. El apstol Juan resuma sucintamente el mensaje de Navidad escribiendo: Tanto am Dios al mundo, que le dio a su Hijo unignito. Este, por supuesto, es el motivo de nuestra alegra, una alegra para el mundo. La Navidad proclama que el secreto de la alegra que anhela el corazn humano no se encuentra en tener muchas cosas. Ms bien, el secreto de la alegra, proclamado por los ngeles desde lo alto, se encuentra en saber que uno es amado por el Seor e inspirado por este amor a convertirse en un regalo para los dems al amarlos. Con demasiada frecuencia se nos presenta una versin edulcorada de la Navidad, que consiste principal- mente en los clidos sentimientos difusos de una tarjeta de Hallmark. As que fcilmente podra- mos olvidar que, si bien la Navidad ce- lebra la venida entre nosotros del Prncipe de la Paz, su venida fue ciertamente un signo de contradic- cin. Subestima- mos el hecho de que Mara, embarazada, y su esposo, Jos, fueron rechazados de la posada. Olvi- damos la masacre de los Santos Inocentes, y que el nio Jess se salv de ese desti- no solo a travs de la huida apresurada a Egipto, donde la Sa- grada Familia vivi durante muchos aos como lo que hoy llamaramos refugiados polticos. Mara y Jos no eran lo que llamaramos hoy personas de inuencia o riqueza. Sin embargo, cuando miran al beb recin nacido acostado en un recipiente de alimento para animales, un pesebre por cama, se llenan de alegra. Se aman, se ayudan unos a otros, y saben que Dios obra en su historia, el Dios que se hizo presente en el Nio Jess. Incluso los pastores se regocijaron, aunque el Nio del pesebre no cambiara la realidad de su pobreza o su marginacin de la sociedad educada de los eruditos y sabios de este mundo. Sin embargo, estn alegres, porque su fe les permite reconocer en el nio una seal del cumplimiento de las promesas de Dios. Por Cristo, que nace en esa Noche Santa, Dios y el pecador sern reconciliados. Esta Navidad llegamos al nal de un ao ms; pero fue un ao inusual y difcil marcado por una triple crisis: una pan- demia mundial, dicultades econmicas y malestar social. El COVID-19 nos ha afectado a todos, incluso si no todos fue- ron infectados por el virus. Algunos han sufrido la prdida de un ser querido, otros sufrieron reveses econmicos que resul- taron en la prdida de empleos o incluso de un hogar. Estas pruebas nos recuerdan que esta vida terrenal sigue siendo siem- pre un valle de lgrimas. Sin embargo, la Navidad nos recuerda que en el Nio Jess que nos naci, la luz de la esperanza vence las tinieblas de la desesperacin. Ese Beb, a pesar de su entorno humilde, es el centro de todo; l es el corazn del mundo. Aunque la pandemia nos ha obligado a practicar el distanciamiento social, la Navidad nos recuerda que Dios no se ha distanciado de nosotros. La presencia permanente del Dios que se hizo hombre permanece entre nosotros. Esta presencia de Emmanuel, Dios con nosotros, es el regalo de Navidad de Dios Padre para cada uno de nosotros. Esos pesebres de nuestras iglesias o bajo el rbol de Navidad, en nuestras casas, nos llaman: Venid, adormoslo. Feliz Navidad!
Arzobispo Thomas Wenski
Ana Rodrguez-Soto Editora Ejecutiva de La Voz Catlica y Editora del Florida Catholic MIAMI El P. William Elbert sirvi como prroco en la iglesia St. Lawrence, en North Miami Beach, durante 18 aos. El P. Elbert, quien se retir del ministerio activo en mayo de 2018, muri en algn momento antes del Da de Accin de Gracias en su apartamento. Su hermano, Donald Elbert, lo encontr el 25 de noviembre de 2020. Vine para comprobar su bienestar, pero no respondi, y cuando entr, pareca que solo estaba durmiendo. Estamos agradecidos de que haya sido un trnsito pacco, dijo Donald Elbert al Florida Catholic. Dijo que su hermano, que muri solo unas semanas antes de cumplir 73 aos, se haba sometido a una ciruga cardaca importante hace cinco aos y sufra de ensema. El P. Elbert haba sido sacerdote durante 47 aos, todos ellos en la Arquidicesis de Miami. Aparte del sacerdocio, dijo Elbert, a su hermano le encantaban dos cosas: Leer libros y hablar. Llam al P. Elbert, que tambin aprendi a hablar espaol, una enciclopedia andante. Saba ms sobre cada tema que cualquier otro experto en l. De hecho, agreg Elbert, probablemente, ahora le est diciendo a Dios qu es lo que debe hacer. An as, seal su hermano, incluso con el conocimiento que adquiri a lo largo de su vida, sigui siendo un alma cariosa dedicada a ayudar a los dems. Nacido en Miami el 10 de diciembre de 1947, William A. Elbert era el mayor de cuatro hermanos, tres varones y una hija. Asisti a la escuela Corpus Christi y entr en St. John Vianney, entonces un seminario de secundaria, despus de graduarse del octavo grado en 1960. Regresara all para ensear de 1988 a 1996. En un artculo de junio de 2018 en el Florida Catholic, el padre Elbert les dio crdito a sus padres por alentar su
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Sin embargo, la Navidad nos recuerda que en el Nio Jess que nos naci, la luz de la esperanza vence las tinieblas de la desesperacin. Ese Beb, a pesar de su entorno humilde, es el centro de todo; l es el corazn del mundo."
- Arzobispo Thomas Wenski P. William Elbert
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